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Blog del Dr. Gustavo C. TRIMARCHI

 
La última semana fue de las denominadas del “minuto a minuto”. Los bonaerenses esperaban con ansias para ver cuál era el golpe que recibía el Gobernador, y la respuesta contundente que éste daba. Los golpes entraban, pero no había respuesta, sólo halagos a la Presidenta, y, nuevamente, los espectadores volvían tristes a sus asientos, preguntándose cuándo iba a reaccionar, hasta cuándo se iba a dejar basurear el mandatario provincial.

Pero el secreto del triunfo no era pelear, sino aguantar, mantenerse de pie, sin importar cómo, sólo mantenerse de pie; y el Gobernador, de eso sabe mucho.

Pero, para sorpresa de todos, el único golpe que recibió el Gobierno nacional para defender a los habitantes de la Provincia vino desde afuera: el “Gallego” De la Sota le pidió al Gobernador que defendiera los intereses de los bonaerenses, y la frase fue un baldazo de agua fría para el sciolismo. Para los que leen entre líneas, comenzó la pelea por la sucesión presidencial, y se sumó un nuevo actor: el mandatario de Córdoba, que, como hábil luchador en las arenas de la política, no iba a dejar pasar semejante oportunidad, la de sumar unos puntitos en la imagen que de él tiene la ciudadanía bonaerense. Podemos decir que lo logró, ya que hoy la clase política habla de sus dichos.

Si el gobernador bonaerense logra pagar el aguinaldo y los sueldos de agosto, el tsunami político habrá pasado en su gran mayoría, por una simple razón: el error de los kirchneristas de ahogar a la provincia de Buenos Aires surtió un gran efecto, no en la política bonaerense, sino en las finanzas públicas nacionales, tuvo un efecto búmeran.

Si tenemos en cuenta que la Provincia aporta el 40% de los recursos nacionales, y las medidas del Gobierno fueron atacar a la Provincia, la conclusión es lógica y simple: se contrajo la economía, pero el mayor perdedor de la pelea, obviamente, es el que más necesitaba los aportes de la Provincia, es decir, la Nación.

Esta vez tuvo razón el licenciado Moreno, que advirtió que la pelea con Scioli podía perjudicar a la política económica de la Nación. En los hechos la perjudicó, hizo entrar a las arcas nacionales en un tobogán muy pronunciado, el Gobierno nacional se quedó sin fondos rápidamente, tuvo que pedir un préstamo de 2.000 millones al Banco Nación y poner en circulación 16.000 millones de pesos en una semana; los muchachos le dieron a la maquinita, con graves consecuencias inflacionarias.

Estas son algunas de las medidas conocidas, pero existieron muchas más que provocaron la estampida del dólar y pasaron inadvertidas para el común de la sociedad.

Este mes se paró definitivamente el mercado inmobiliario, pero en agosto se va a producir la desaceleración de las exportaciones, por un hecho básico: los exportadores venden la mercadería afuera, les pagan en Argentina en dólares, pero los bancos argentinos les dan pesos al valor del dólar oficial. Para pagar los insumos y los sueldos, lo hacen al valor del dólar paralelo, o sea que pierden, al día de hoy, un 44% de cada venta; imposible de aguantar. Conclusión: se van a frenar las exportaciones, nadie puede sostener semejante pérdida.

En este ínterin, el Gobernador sigue sobreviviendo, su única aspiración es mantenerse de pie. Septiembre será el mes clave. La mitad de las provincias del país no van a poder pagar sueldos; la economía, en una gran recesión; y las arcas del Estado nacional, vacías, salvo por la impresión de billetes.

Los ataques personales al Gobernador no han perjudicado su imagen social, sí en lo político, pero, como siempre dice un amigo, “todo pasa”. Si Scioli consigue cumplir con el pago de sueldos de agosto -como nos dijo un ministro: “Daniel es el nuevo Robin Hood, un cruzado que logró resistir al ataque del rey tirano…”, pasará a ser el único candidato que se lanzó a la campaña presidencial y pudo sobrevivir a los embates del kirchnerismo.

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