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Blog del Dr. Gustavo C. TRIMARCHI

Para Mempo Giardinelli, el grado de "miseria" en Quilmes es mayor al de Chaco.

El prestigioso escritor afín al kirchnerismo realizó un crudo relato de la pobreza en el Conurbano y la comparó con sectores postergados del norte argentino

"Para visitar una escuela del conurbano bonaerense justo un par de días antes de la reciente huelga docente, recorrí en automóvil el camino entre la Capital y Bernal Oeste, municipio de Quilmes. El viaje resultó una fuerte experiencia sociológica por la degradación paulatina que se aprecia, calle a calle, a medida que uno se sumerge en esos andurriales", introdujo Giadinelli en una columna de opinión titulara Villa Miseria también es Argentina.

El autor de El décimo Infierno y El Castigo de Dios, entre otras obras destacadas, relató: "La escuela está en una barriada de trabajadores y familias con muchísimas carencias, fábricas cerradas desde 2001 y una muy alta conflictividad social. Está al lado de la así llamada Villa Itatí, una especie de sumidero de aguas servidas y canales de desechos repugnante, incalificable. En esos parajes, a menos de una hora de Puerto Madero, viven (es un decir) decenas de miles de personas en condiciones absolutamente inadmisibles".

De acuerdo a la visión de Giardinelli, plasmada este lunes en una columna de opinión que fue publicada en la edición impresa de Página12, "parece mentira que en infames taperas de cartón, maderas y chapas, habiten seres humanos que, no lo dudo, trabajan o quieren trabajar".

El pensador cercano al kirchnerismo pero que en otras oportunidades ha realizado análisis críticos de la coyuntura política y económica del país, describió: "Chicos desnutridos con llagas en la cara y rodeados de perros famélicos y adolescentes embarazadas por doquier andan por ahí, buscando o escondiendo quién sabe qué en arroyos y canales asquerosos que a las nueve de la mañana ya despiden vapores irrespirables". "Sin desagües, sin aguas corrientes, con toneladas de basura dispersa en calles y avenidas, toda idea narrativa para contarlo resulta corta, insuficiente", ahondó.

"Conozco de cerca la miseria de casi todas las capitales y ciudades argentinas, incluso pequeños poblados, y tengo contacto permanente con los sectores más postergados del Chaco, pueblos originarios o criollos. He recorrido los barrios marginales de Córdoba y todos los meses me enfrento a las repugnantes villas miseria que rodean a las ciudades de Rosario o Santa Fe, en la pampa más rica del país. Y entro cada tanto en El Impenetrable o en los territorios wichís del norte de Formosa o las afueras de Corrientes o Posadas. Pero lo que vi la semana pasada en los alrededores de la siempre bella y casquivana Buenos Aires arde todavía en los ojos y supera todo lo conocido", repasó.

Y analizó: "Y resulta inexplicable cómo las autoridades y los opositores de todos los signos no lo ven. Prometen y siguen de largo, mirando para otro lado. Porque no quieren ver esa realidad espantosa que, por lo menos, afecta a dos, tres o más millones de compatriotas".

"Lo más impresionante fue, para mí, comprobar que el grado de miseria que tenemos en el Chaco es menor que el de Bernal Oeste", fue la conclusión del autor.

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