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Blog del Dr. Gustavo C. TRIMARCHI

El Arte de Vivir: Una secta que crece.

Prefiero colaborar en otro lado con los juguetes y no con esta gente que promueve a un dudoso maestro espiritual que parece estar más interesado en recaudar fortunas y en el reconocimiento público que la supuesta ” espiritualidad” que predica.

El yoga y la meditación son herramientas maravillosas que contribuyen a mejorar la calidad de vida.

Sus beneficios son importantísimos ya que permiten lograr un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

Con la práctica obtenés una mayor resistencia física, mejorás tu concentración y creatividad y en general permite que te muevas por la vida mucho más despierto y relajado; algo que viene muy bien en el mundo caótico que vivimos.

Lo escribo con conocimiento de causa porque incorporé ambas herramientas en mi propia vida y experimenté todas estas cosas.

Reitero, son disciplinas que realmente mejoran tu calidad de vida en muchísimos aspectos y no es broma.

Sin embargo, hay un pequeño problema.

Cuando te decidís a iniciar la práctica de estas actividades tenés que tener muchísimo cuidado donde te metés porque hay mucha gente pirada dando vueltas que no hace otra cosa que aprovecharse de la buena fé de los alumnos, además de su dinero y lo que es más importante todavía, de su energía.

Un lugar del que recomiendo mantenerse totalmente alejado es la Fundación El Arte de Vivir, que de manera muy astuta en los últimos tiempos logró infiltrarse muy bien los medios de comunicación.

Que este grupo cuente con la bendición de Marcelo Tinelli, Jorge Telerman, Domingo Cavallo y el rabino Sergio Bergman (tipos poco confiables si los hay), además de otros representantes de la farándula argentina, todos consumidores de una pseudo espiritualidad de freeshop, es un dato más que contundente.

El Arte de Vivir es al yoga lo que la Iglesia Universal del Reino de Dios representa al evangelismo, con la particularidad que esta fundación logró llegar más al poder político.

El Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri firmó convenios para que estos tipos instruyeran espiritualmente a los integrantes de la Policía Metropolitana. No logré confirmar que esos cursos se hayan realizados finalmente pero se sabe que la propuesta de estos convenios realmente existieron.

El Arte de Vivir es liderada por un pseudo gurú espiritual llamado Sri Sri Ravi Shankar, un hombre a quien nadie con dos dedos de frente le podría comprar una auto usado, quien cuenta con miles de fervientes seguidores que ven a este individuo como un ser divino e iluminado.

Este sujeto fundó una organización que se extendió en 150 países, donde difunde el Sudarshan Kriya, un método de respiración que fue patentado por la propia institución.

De movida, un maestro espiritual que patenta sus servicios que se supone tendrían que estar disponibles para ayudar a la gente no es muy serio que digamos.

Los cursos que ofrece la fundación están basados en ancestrales técnicas de respiración de viejos estilos de yoga que este grupo patentó como si les perteneciera a ellos y suelen difundir como la gran maravilla del siglo 21.

El jarabe de yoga y tranquilizante para ricos que brindan a precios exagerados no son otra cosa que trampas de control y autoprogramación de los que hay que mantenerse alejados porque después pueden traer serios problemas psicológicos.

En Argentina la principal cara de esta organización es Nicolás Cuño, el dueño de la marca Key Biscayne, quien de la noche a la mañana pasó de ser un niño bien del llamado Palermo Soho, que salía en las revistas Gente y Caras, donde se codeaba con modelos de la farándula, a hablar como un gurú espiritual sobre amor y energía en la televisión.

Debería estar en el Récord Guiness. El gurú que más rápido se iluminó en la historia de la humanidad. Aunque bueno, teniendo en cuenta el maestro que sigue tampoco es para espantarse.

Sri Sri Ravi Shankar es un discípulo de Maharishi Mahesh, el controvertido gurú que estuvo asociado con los Beatles y que no terminó en muy buena relación con los músicos, quienes luego se alejaron de él.

El líder de la Fundación El Arte de Vivir, que ya proviene de un linaje de maestros conflictivos, luego se alejó de Mahesh para crear su propio grupo.

Ravi Shankar, quien se dio a sí mismo el título honorífico de Sri Sri (que significa “Maestros de los Maestros”) declaró en más de una oportunidad que su fundación no tiene fines de lucro, algo que se contradice con la sesiones de meditación que brindó en el Calafate y Ushuaia por un costo de 1907 pesos, que por supuesto, no incluían el alojamiento.

Difícilmente un maestro espiritual que se tiñe la barba para aparentar menos edad que la que tiene y se adjudica títulos rimbombantes que exhibe ante los demás es alguien que pueda ayudar a la gente.

Un verdadero “Maestro de los Maestros” tampoco destinaría un minuto de su vida a pensar el precio que le puede poner a sus enseñanzas. La mejor excusa que tienen estos tipos para explicar estas actitudes siempre termina ligada a las palabras “obras de beneficiencia”.

Shankar, quien está obsesionado por recibir el Premio Nobel de la Paz, por la que no hizo absolutamente nada concreto, salvo organizar meditaciones mundiales entre sus sucursales y publicar libros llenos de frases hechas, llegó a declarar que sus técnicas de respiración podían revertir enfermedades como el cáncer y el SIDA, algo que es un enorme disparate.

Hay muchos elementos oscuros y dudosos detrás de este hombre que por alguna razón no se tratan en los medios de prensa.

El tema es que El Arte de Vivir se escuda muy bien detrás de sus tareas de beneficiencia como enseñar yoga a los presos en las cárceles, juntar juguetes para los chicos pobres y las meditaciones gratuitas, como las que hicieron hace poco en el Planetario, que no son otra cosa que una excusa para captar adeptos.

Pablo Escobar y Al Capone también hicieron un montón de tareas de beneficiencia para los más pobres en su vida y eso no quita que sus intereses estuvieran puestos en otro lado.

Más allá de la imagen que intentan dar en el fondo son parte de esas organizaciones que creen tener la ” Gran Verdad” y no hacen otra cosa que alimentar el ego de un hombre que busca constantemente el reconocimiento público y el dinero, por más que en sus apariciones públicas demuestre otra cosa.

No es serio patentar ejercicios ancestrales de respiracion y afirmar que pueden curar el SIDA.

En Estados Unidos ya empezaron a aparecer ex profesores de El Arte de Vivir que definieron a la fundación como una secta y a través de internet crearon un blog donde narran sus experiencias y cuentan el otro lado de la historia que sólo llegás a descubrir cuando ya estás muy metido en el grupo de ellos.

El blog Beyond the Art of Living, que intentó ser censurado por la fundación y creció muchísimo en el último tiempo, brinda muy buena información aportada por ex profesores, alumnos y familiares de personas que estuvieron involucrados en este grupo, donde destacan el manejo sectario que tiene esta organización, cuya unica función en realidad es hacer plata.

Es un tema complicado porque en el fondo ellos no hacen nada ilegal. Enseñan sus ejercicios patentados a quienes se presentan en sus cursos. No le ponen un revólver a nadie en la cabeza para que se acerquen a la fundación y tuvieron la habilidad de meterse muy bien en los medios de comunicación para difundir una buena imagen.

El daño que producen en realidad es psicológico porque la gente termina quemando neuronas después con la devoción desmedida hacia estos farsantes que sólo buscan realizar sus ambiciones narcisistas.

Conozco a personas que asisten a sus cursos y el punto en común que tienen entre sí es que son consumidores de una espiritualidad superficial que está más cercana a los libros best seller de autoayuda que a la verdadera naturaleza del yoga.

Por supuesto en sus bibliotecas no faltan los libros de Ari Paluch y Claudio María Dominguez.

Por eso la fundación no me parece tan distinta a la iglesia de los pastores brasileros que también le quema la cabeza a la gente con recetas fáciles para solucionar los problemas de su vida.

Hay que tener mucho cuidado donde uno se mete. En lo personal Ravi Shankar me parece una gran puesta en escena. Un personaje más cercano al Manosanta de Alberto Olmedo que a un respetable maestro espíritual.

En Buenos Aires hay un montón de lugares serios donde se puede practicar yoga o meditación, con profesores que no están obsesionados por llegar a los medios de comunicación ni buscar relaciones con los centros de poder político.

Lo voy a escribir una vez más aunque suene repetitivo.

El yoga y la meditación trae muchísimos beneficios y su práctica es genial y la recomiendo, pero hay que fijarse bien donde uno se mete ya que no todo es paz y amor como se vende y hay muchos garcas disfrazados de “maestros iluminados” que son muy astutos a la hora de atraer el interés de la gente.

Por lo general estas instituciones que están muy enfocadas en capturar la atención de famosos del ambiente de la farándula y la política (mundos donde la espiritualidad brilla por su ausencia) en su placares no esconden un muerto sino una fosa común.

También están los defensores del Arte de Vivir que se ponen como locos por las cosas que digo de su amado maestro y tratan de defender lo indefendible.

Historias como la de Cuca, de Puerto Madryn, puedo publicar a patadas si quiero y tengo testimonios como este (hasta de Chile) para continuar un largo rato, pero no es mi intención seguir con el tema.

Ya está muchachos.

Todo lo que tenía para decir está en la nota. No me parecen una institución confiable y muchos menos sus maestros espirituales y los famosos que se iluminaron comiendo ensaladas y haciendo unos meses un curso de respiración. Es mi opinión personal.

Ahora bien, a vos te hace bien el Arte de vivir, seguí y dale para adelante. Cada uno tiene el derecho a elegir lo que quiere y hacerse cargo de sus elecciones.

Sin embargo yo también tengo el derecho a expresar mi opinión.

En El Arte de Vivir creo que les gusta la moneda más que los mantras y por eso no se lo recomendaría a ningún amigo.

 

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